- Conocer y entender a los niños y las niñas cómo sienten, piensan y reaccionan según su etapa de desarrollo.
- Ofrecer seguridad y estabilidad: los niños y niñas tienen que confiar en sus padres, sentirse protegidos y guiados.
- Optar por la resolución de los problemas de manera positiva: sin recurrir a castigos físicos, gritos, amenazas o insultos.
DECÁLOGO
PARA DESARROLLAR APTITUDES PARA LA FELICIDAD
1. Fomentar la alegría. Aprovechar todas las situaciones posibles para
divertirse con ellos, cultivar el sentido del humor y la alegría. Siempre que
sea posible, reírse con ellos, (aunque no de ellos).
2.
Fomentar la independencia. Plantearles desafíos y responsabilidades, procurar que
no sean tan fáciles que no requieran esfuerzo, ni tan difíciles que no los
puedan resolver.
3. Utilizar
el diálogo socrático que consiste en ayudar a pensar a través
de las preguntas; vamos haciendo preguntas para que el niño llegue a sus
propias conclusiones, evitando darles
las respuestas ya elaboradas, planteándoles los inconvenientes de diferentes
formas…. Y que generen sus propias respuestas; ellos también tienen opinión y
derecho a comunicarla. Nuestra opinión en ocasiones puede que no sea la más
acertada.
4.
Fomentar la actitud positiva. No mostrarse habitualmente demasiado
quejoso, triste o irritado; no transmitir mensajes de desesperanza (siempre que
la situación lo permita). Los niños tienden a recibir de manera literal lo que
les dicen los adultos, interpretando los mensajes de modo depresivo y
catastrófico.
5.
Prestarles atención.
La confianza básica de los niños suele asentarse en la convicción de que ocupan
un lugar importante en la mente de sus padres. Tener presente al otro genera y realimenta el estar presente para el
otro. Ambas vivencias facilitan el establecimiento de vínculos saludables
que constituyen una de las fuentes máximas de bienestar.
6.
Fomentar las habilidades resolutivas. Contribuir a que establezcan ecuaciones
razonables entre expectativas, logros, proyectos y recursos, como estrategia
para prevenir un exceso de frustraciones evitables. Si lo que espero es
desmesurado, todo logro será poco, y si mis proyectos no consideran los
recursos para desarrollarlos, corren el riesgo de ir a parar al desván de las
“ilusiones perdidas”.
7.
Fomentar la autoconfianza. Ayudarlos a cultivar un optimismo realista en toda
situación; reconociendo los propios recursos, el valor de las experiencias
anteriores y sobre toda la confianza en ellos que hemos construido sobre la
base de saber “quienes son y de qué son capaces”.
8.
Fomentar el tiempo de calidad. Aunque este sea poco, disfrutar compartiendo
actividades, motivación, actitud positiva y buena comunicación facilitará el
modelo familiar independiente, estrechando los vínculos entre padres e hijos.
9.
Recordar que ser un padre feliz es condición necesaria, pero no suficiente para que los hijos
lo sean, y viceversa. Muchas veces la felicidad de los padres pasa por “ver
felices a sus hijos”; pero también y esto es muy saludable, la felicidad
paterna debería ser fruto del desarrollo de una profesión o producto de la
dedicación a nuestras aficiones. El rol
de padre es una tarea a tiempo completo que solo podemos realizar a tiempo
parcial.
10.
Aprender a aceptar la vida como proceso. Una mezcla en movimiento de azar y razón,
de sentimientos y creencias, de lógica y fantasía, de éxitos y fracasos, para
la cual es tan contraproducente pretender controlarlo todo, como permitir
pasivamente que todo se nos vaya de las manos, Siempre será bueno tener algo bonito que recordar, algo interesante que
hacer y algo esperanzador que proyectar.
·
Basado
en ideas de R. Martiña en su libro de Cuidar
y educar. Guía para padres y docentes (2006).
Aquí os dejo un título interesante sobre el tema de la parentalidad positiva:
LOS CINCO LENGUAJES DEL AMOR, GARY D. CHAPMAN
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